viernes, 19 de febrero de 2010

Derrota

 
Derrota

Quién podría
tan fácil admitir la derrota?
Quién dijera
que sin esfuerzo el león quedaría vencido?
Quién pensaría
que la roca sería derribada por una lágrima?
Cómo se haría descriptible
el poder de solo dos ojos
que con apenas llegar a los mios
se adueñaran de mi alma?
Cómo entender el paso de la voz
que se abre camino en los torrentes del pensamiento
y llegan a lo profundo derrivando las fortalezas?
Si dijera que lo entiendo, por demás mentiria,
porque en ignorancia me siento,
cautivo en la mirada tierna
que sin palabras derribó mis defensas
y con el aliento de su presencia perfumó mi existir.
No hay palabras que describieran esos ojos,
esa mirada en la que quedé inmerso,
ese abrazo que, al arrullo del viento andante,
despertó en mi la locura de buscarte.
Donde estuvieres ahora
quiero encontrarte,
quiero con mis manos tocarte,
sentirte real,
sentirte viva,
conocerme vivo
en ese calor divino inalcanzable por los mismos sueños.
Quiero
llevar la marca eterna
de ese segundo incontable
que solo vive en tu aliento.

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